V.O.S. por favor

—No hay punto de comparación. Como una película o una serie en versión original no hay nada. Y los dobladores de nuestro país son unos grandes profesionales, no lo cuestiono, pero es que no se puede comparar.

—Pues llámame raro, pero yo lo veo todo en español.

—Ja ja ja, no es raro. Es cuestión de cultura, no estás acostumbrado al igual que el resto del país.

—Es que, que quieres que te diga, si no hay mas remedio vale, pero si dispongo de un buen doblaje, no tengo que estar leyendo subtítulos y puedo concentrarme en las actuaciones y los detalles lo prefiero.

—Ja ja ja, claro. Yo es que ya me he hecho muy buen oído al inglés y apenas tengo que estar leyendo. Eso es otro punto a favor de las versiones originales: aprendes idiomas.

—Oh I'm glad to hear that.

—...¿Lo qué?

Diálogos de una galaxia muy, muy lejana

—Ostras Obi-Wan, vaya susto me has dado.

—Lo siento Luke,  aún no soy consciente de mi condición como fantasma de la Fuerza. Entre que no hacemos ruido y aparecemos cuando menos te lo esperas...

—‎No te preocupes maestro. Por cierto, el otro día estuve pensando y quería hacerte algunas preguntas.

—‎Adelante joven Skywalker.

—‎Estuve meditando sobre mi pasado. Concretamente sobre el momento en que fui separado de mi hermana para que fuéramos ocultados a mi, por aquel entonces, malvado padre.

—‎¿Y bien?

—‎A ver, el maestro Yoda decidió dar a mi hermana Leia en adopción al senador Bail Organa de Alderaan. Ella adoptó su apellido y creció con una buena familia de la realeza en un bonito planeta.

—‎Así es.

—‎Bien. En cambio en mi caso, decidiste llevarme con el hermanastro de mi padre, Owen Lars, lo más parecido a un familiar que tenía mi padre. Es una forma un poco rara para esconderme ¿no?

—‎Bueno, como tú bien has dicho, era lo más parecido a un familiar.

—‎Un "familiar" que no compartía ningún lazo de sangre con mi padre y que se había visto con él una vez en la vida.

—‎Bueno, era lo mas cercano.

—‎Vamos, que no te digo que no me haya importado criarme en una granja en un planeta desértico donde se reune lo peor de la galaxia, pero que tampoco me hubiera importado criarme con una familia real en un planeta con algo de flora. Total, esa familia iba a tener los mismos lazos de sangre conmigo y yo creo que el mismo cariño. Es que mi padre vio a mis tíos adoptivos una vez y durante un ratito, ¿entiendes?

—‎Bueno vale, lo siento, pensé que es lo que hubieras preferido.

—‎Y dándole más vueltas... ¿Por qué no les dijiste que se hicieran pasar por mis padres y que yo adoptara el apellido de ellos como hizo mi hermana? Si lo que pretendías era esconderme de mi padre, ¿no es un poco absurdo, no sólo llevarme a su planeta natal, sino que además mantuviera mi apellido Skywalker? Es que sólo faltaban unos carteles luminosos... Tú bien que te cambiaste el nombre por Ben...

—‎Bueno, yo...

—‎Y tampoco entiendo, si yo era vuestra esperanza, vuestro vibro-as en la manga para derrotar a Vader, ¿por qué no me empezaste a instruir con la edad en la que se solían entrenar a los jedi? Yoda casi no me acepta como discípulo por viejo y con razón. Y tú me diste alguna lección de refilón, y no es que fueras un chavalín como para permitirte esperar mucho.

—Todo tiene su explicación...

—Admítelo Ben, yo te caía mal, ¿verdad?

—Sí Luke, un poco sí... No sé, eras un bebé desagradable, sé que era irracional pero me dabas grimilla. Siento mucho todo, pero lo que más siento es haberte puesto anoche las malditas precuelas...

—‎Pues Ewan era mucho mejor Obi-Wan que tú.

—‎Pis Iwin iri michi mijir Ibi-Win qui tí. A Jabba te tenía que haber entregado...

¿Pero qué...?

—¿Pero qué...?

—Pero qué ¿qué?

—Pues, pero qué... Acabo de ver tu blog, estás fatal de la cabeza Eulalio.

—Sí, por eso lo he mantenido en secreto Federico. En un momento de debilidad lo he puesto en Twitter. Yo pensaba que no usabas esas cosas.

—Y no las uso...

—Ahm pues yo tampoco.

—Genial.

—Genial.

—Estás muy mal...

—Mejor vuelvo a los memes, ¿no?

—No

—¿Y los videos?

—Tampoco.

—¿Los raps tampoco?

—...

—...

—Venga sí, los raps sí, pero no llamándote Eulalio.

—Gracias Federico.

Que te comas la pera ya

—Venga hijo, que te tienes que comer la pera que es muy sana.
—Nu querooo...
—Que sí, venga y después jugamos.
—Nooo...
—Me enfado. ¡A comerte la pera ya de una vez!
—Pero...
—¡Ni pero, ni pera!
—...
—... Una victoria limpia. Estoy muy orgulloso de ti, hijo.

Hechos el uno para el otro

No había duda de que estaban hechos el uno para el otro.

A él le encantaba ver siempre el lado positivo de las cosas, hacer de todo una broma. Ella necesitaba alguien que la animara y que consiguiera sacarle una sonrisa cuando era lo último que le apetecía. Él era capaz de eso y mucho más, pero a la vez era inseguro. Ella era lo contrario, su determinación era lo que él necesitaba en su vida.

A él le apasionaban la historia y Egipto aunque su profesión no estuviera relacionada con esos temas. A ella, pese a ser una arqueóloga de renombre, la fama nunca se le subió a la cabeza y disfrutaba compartiendo sus conocimientos con gente tan apasionada como él.

Él la admiraba con locura, pese a ignorar que estaban hechos el uno para el otro. Habrían sido muy felices juntos, si no fuera porque los separaban dos crueles y largos siglos.

Ideas

—Definitivamente estoy de acuerdo con Platón. Las ideas, esos entes abstractos, son las que rigen este mundo. Aunque soy consciente, tal y como le hacía saber Aristóteles, que él nunca llegó a explicar racionalmente la división entre las ideas y el mundo sensible. El desarrollo de estos pensamientos, que se hizo del siglo XIV al XVI en Italia, me convencen de que claramente soy un humanista como Marsilio Ficino.

—Tú, al igual que yo, lo que eres es una mosca y vaya la tardecita que me estás dando, ¿no tienes otro contenedor de basura al que ir?

—Mosca, sí. Y culta, ¿qué pasa?